Agnès Varda: Entre dos orillas

Agnès Varda cumple hoy 88 años. Esta entrañable artista, más que reconocida en el mundo artístico, refleja en sus obras sus múltiples miradas. Siempre en constante evolución pero toda la producción impregnadas de un estilo inconfundible, mezcla lo poético, la rebeldía, la contemplación, la simplicidad de un momento, lo femenino y un largo etcétera que hace de su trayectoria una de las más asombrosas y completas del arte contemporáneo.

Me gustaría destacar hoy, una de las obras que más me fascina de toda su producción: ‘Las viudas de Noirmoutier’ (2005) que llegué a conocer en la primera exposición individual que se le realizó en España y que llevó a cabo el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en 2012.

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Vídeo instalación – Las viudas de Noirmoutier, 2005 (CAAC)

 

La obra, parte de la fijación que Agnès Varda mantiene con la naturaleza. Como muchas veces ha reconocido, el elemento natural es algo que la atrae, especialmente el mar. Recorriendo la costa atlántica, se empieza a percatar de la cantidad de viudas que deja el mar. Mujeres olvidadas, sin voz, a las que empieza a escuchar y que se van abriendo a ella y a su cámara. Catorce viudas que son el puro rostro de mujeres apartadas que sobreviven en la tranquilidad que ofrece las pequeñas islas de la costa.

Quince escenas proyectadas en la pared forman la vídeo instalación, además de una suerte de cables en el centro de la sala que terminan en catorce sillas donde puedes escuchar el mensaje de estas mujeres, que no empezarán a hablar hasta que el espectador no decida oírlas con toda atención. Mientras, en el centro de la proyección, las viudas se mueven por la playa en todas direcciones, esperando pacientemente hasta que quieran escucharlas.

Ya sabíamos que el cine para Agnès Varda no tiene secretos, de hecho, sus producciones le han valido premios tan famosos como el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, el Premio César, incluso el René Clair que es uno de los premios más importantes que otorga la Academia Francesa, además de ser condecorada con la Legión de Honor. Pero con el tiempo, a sabido mezclar medios como el cine y la fotografía en instalaciones visuales muy pensadas que denotan la gran sensibilidad de la artista, sobretodo en cuanto a temas sociales se refiere, como en el caso de esta obra, con forma poética pero con un mensaje realista, social y femenino.

Recuerdo que estaba solo en la sala cuando acudí a visitarla. Mi primera sensación al ver tanta silla, de entrada fue buena, supongo que porque de alguna manera ya intuía que iba a ver ‘su cine’. Pero a medida que iba pasando el tiempo y los relatos de aquellas mujeres, ya no era cine, era un documental, pero un documental muy familiar. Podías indentificar fácilmente a tu madre, o a tu abuela o a una tía en esas viudas. Se convertía en algo muy personal que despertaba algo muy maternal.

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Encontré el único vídeo que hay sobre la exposición, y para mi sorpresa es la propia Agnès explicando su obra. Sin duda una gran joya que me gustaría compartir. Al final del vídeo aparece la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales, por lo que supongo que ha sido una colaboración entre el CAAC y esta asociación, pero no estoy completamente seguro.

 

 

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